lunes, 25 de enero de 2010

Nuevo testimonio: "Paciente rehén"

"... A mi papá le diagnosticaron una infección. Lo tuvieron un mes sin hacerle un análisis serio o cultivo para ver con qué antibiótico atacar la infección, por lo que fueron cambiando la medicación “probando”y observando impávidos como su salud se deterioraba día a día.

Llamamos a un infectólogo de Rosario cuya consulta y traslado pagamos de nuestro bolsillo, porque ese nosocomio no contaba con especialistas y tampoco le preocupó conseguirlos o derivar a mi papá a otro lugar que los tuviera.

Cuando vino el infectólogo hizo análisis y dejó claras recomendaciones acerca de la higiene, las enfermeras debían ingresar a la habitación con ropa especial, barbijo y manipular todos los elementos con guantes. Dejó los elementos y se fue.

Las enfermeras “literalmente” se burlaron de las recomendaciones y siguieron como venían sin hacer ningún tipo de cambio.

Mi papá ingresó a la sala de terapia intensiva y comenzó a deteriorarse con mayor velocidad.

Los médicos terapistas nos daban los informes como quienes dan el pronóstico del tiempo, malo y desmejorando…

En esta instancia el médico que lo internó, con los papeles quemados tuvo un único acto de decencia y nos dijo que sería mejor trasladarlo porque sino de ahí no lo íbamos a sacar con vida, el problema era que nadie nos firmaba el traslado, nadie se quería hacer cargo y no nos querían dar la historia clínica.

Nos pidieron hacerle un estudio de alta complejidad para lo cual tuvimos que trasladarlo a Rosario, aprovechamos ese traslado y lo internamos allá en un sanatorio decente, fue directo a terapia intensiva.

El primer informe fue aterrador, no nos dieron ninguna esperanza, ninguna garantía de sacarlo vivo de allí.

Fue un duro y largo proceso en el que con un equipo interdisciplinario serio y consciente fue mejorando lentamente hasta que pudo salir totalmente recuperado y sin infección.

Realmente, gracias a que lo sacamos de ahí aprovechando una distracción de quienes estaban a cargo de mi papá, le salvamos la vida y lo tuvimos con nosotros varios años más.

Demás está decir que nunca más volvimos a ese nefasto lugar, gracias a Dios tenemos una obra social que permite que no tengamos que terminar en manos de esa gente, lamentablemente muchas personas tienen que terminar ahí porque no tienen otra alternativa, obviamente, esa gente no va a hacer denuncias porque luego tiene que hacerse atender por esa misma gente denunciada, es difícil cuando se trata de la salud propia o de un ser querido.

La única manera de ser tratados como seres humanos en ese sanatorio es ser amigo o pariente de algunos de los médicos que pisan fuerte en el directorio, pero no se confundan, tratados decentemente, pero yo dudo de la idoneidad de la mayoría de los profesionales que atienden ahí, o sea que “tratan mejor pero no curan”..."
V.C.-