Resulta intransferible las horas de ANGUSTIAS que se padecen, no sólo por tener a un ser querido en grave estado sino por la situación de ABANDONO, DESIDIA, IMPUNIDAD con la que se manejan los DIRECTIVOS, MÉDICOS y ENFERMEROS del INSTITUTO MÉDICO REGIONAL SAN LORENZO.
La vejez no es síntoma de muerte, y hay derechos reconocidos para que haya igualdad en el trato y asistencia. La vida merece finalizar DIGNAMENTE, agotando las posibilidades para que el deceso no sea a causa del ABANDONO y la HUMILLACIÓN de semejantes con título de médicos y ejercicio de socios accionistas, sino la imposibilidad de poder intervenir para alcanzar la cura de lo que lo aqueja al enfermo. La defunción debe darse como resultado de la fatalidad de la patología y no de la fatalidad del “sanador” negligente, hostil y deshonesto.
Estimamos oportuno y necesario hacerles llegar el conocimiento de estas circunstancias para que se sumen ya que NO son situaciones EXCEPCIONALES en la atención de los pacientes sino que es una REALIDAD COTIDIANA que vivimos en esta ciudad.
TODOS los sanlorencinos tenemos una historia relacionada a la institución que derivó en el fallecimiento de algún familiar, y las prácticas se repiten sin que algún gobierno ponga fin a la arbitrariedad, siendo cómplices en el silencio de connivencias ajenas, que ponen en riesgo y atemorizan a sus habitantes.
Un centro de salud tiene la responsabilidad social de atender a los pacientes para MORIGERAR las dolencias con las que asiste y NO AGRAVAR las patologías. NO puede convertirse en un DEPOSITARIO DE CUERPOS atento a que los balances contables cierren de manera satisfactoria para un NEGOCIO REDITUABLE, mientras es desatendida la SALUD. En consecuencia, se aguarda la defunción y posterior inhumación de quienes esperan remedio a su crítica situación.
AYUDANOS A NO SER CÓMPLICES CON EL SILENCIO!! HACE CORRER LA VOZ!!
La vejez no es síntoma de muerte, y hay derechos reconocidos para que haya igualdad en el trato y asistencia. La vida merece finalizar DIGNAMENTE, agotando las posibilidades para que el deceso no sea a causa del ABANDONO y la HUMILLACIÓN de semejantes con título de médicos y ejercicio de socios accionistas, sino la imposibilidad de poder intervenir para alcanzar la cura de lo que lo aqueja al enfermo. La defunción debe darse como resultado de la fatalidad de la patología y no de la fatalidad del “sanador” negligente, hostil y deshonesto.
Estimamos oportuno y necesario hacerles llegar el conocimiento de estas circunstancias para que se sumen ya que NO son situaciones EXCEPCIONALES en la atención de los pacientes sino que es una REALIDAD COTIDIANA que vivimos en esta ciudad.
TODOS los sanlorencinos tenemos una historia relacionada a la institución que derivó en el fallecimiento de algún familiar, y las prácticas se repiten sin que algún gobierno ponga fin a la arbitrariedad, siendo cómplices en el silencio de connivencias ajenas, que ponen en riesgo y atemorizan a sus habitantes.
Un centro de salud tiene la responsabilidad social de atender a los pacientes para MORIGERAR las dolencias con las que asiste y NO AGRAVAR las patologías. NO puede convertirse en un DEPOSITARIO DE CUERPOS atento a que los balances contables cierren de manera satisfactoria para un NEGOCIO REDITUABLE, mientras es desatendida la SALUD. En consecuencia, se aguarda la defunción y posterior inhumación de quienes esperan remedio a su crítica situación.
AYUDANOS A NO SER CÓMPLICES CON EL SILENCIO!! HACE CORRER LA VOZ!!